Maria Sansó Femenias, 3r D
Nacen las primeras flores, tímidas,
enseñando pétalos vivaces, desenfadados, llenos de color y de vida,
escondidas entre arbustos, que ahora brillan verdes como nunca.
Gigantes árboles que han esperado tres estaciones para lucir su
mejor vestido, galanes, me enseñan cada una de sus pequeñas hojas
verdes, deslumbrantes, fuertes, como nunca. A su lado, simpáticas
flores que me saludan con todo su esplendor, y que muy pronto se
transformaran en frutos, frutos de primavera, coloridos, brillantes,
sabrosos. Frutos de toda una vida. Entre arbustos y flores, sucede la
magia, el renacer de una nueva estación que va inundando cada
pequeño rincón de esta montaña de vida, de felicidad.
El cielo extraodinariamente azulado,
despejado, las nubes ya no sacan la cabeza para saludar, se esconden
ya de este sol que brilla, radiante, y que invade toda la montaña y
la hace especial, como cada primavera. Sol, que calienta, acogiéndote
y viajando a lo que será el verano, época de locura desenfrenada,
de no tener ninguna preocupación, de simple felicidad. Pequeños
suspiros de viento, que aún tienen algo que decir están
acariciándome cada uno de mis cabellos, con los que baila un
sencillo, pero mágico, vals de despedida, Mis ojos están
asombrados, es increíble cómo todo este paisaje me saca su mejor
sonrisa y me invade de recuerdos.
Los pequeños animales se asoman para
salir ya de sus madrigueras; expectantes, empiezan a correr y a
volar. Mariposas de mil y un colores hacen su primer vuelo entre
flores. Los pájaros, escondidos entre las ramas más altas de los
árboles, cantan, cantan como llevan ya timpo sin hacerlo, preciosas
melodías, sin fin.
¡Qué bonito todo en conjunto, mágico,
único!
Da vida.
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