PÀGINES

divendres, 11 de novembre del 2011

NARRACIÓ GUANYADORA DEL PRIMER CONCURS DE NARRATIVA EN LLENGUA CASTELLANA DEL CURS 2010-11


PUEDE, PERO… 
Aquella tarde estaba muy pensativo.
Descansaba en la sala de estar, sentado en mi butaca. De repente oí un ruido que procedía de la puerta de la entrada de mi casa, no sabía si era dentro de mi casa o fuera. Empecé a pensar.
Podría ser un gato, que había chocado contra mi puerta, o se estaba peleando con otro. También puede que haya tumbado un contenedor de basura y por eso hay ese barullo. Puede que simplemente una persona mayor busque alguna cosa que le haya caído por esa zona. O puede que haya habido un accidente y haya muertos delante me mi casa y aún no hayan llamado a la ambulancia. En este caso debería levantarme e ir a ver qué está pasando, para evitar una catástrofe. Pero, ¿por qué tengo que levantarme y desconectar? Si hay muertos seguro que los vecinos lo habrán oído y se acercarán para ver qué pasa. Cuando lleguen llamarán a la ambulancia y todo arreglado. Pero, ¿y si los vecinos no están en casa? Bueno puede que no sea esto. Puede que haya pasado algo que no sea tan triste y sangriento. Además, tengo que ser positivo. También puede que haya un incendio en el piso de arriba y la gente se haya tirado por la ventana. Es poco probable. Además sentiría olor a humo. No sé que podrá ser ese ruido tan intrigante. Puede que alguien intente entrar en mi casa y robarme, o incluso matarme. No, no lo creo, no hay nada de valor en esta casa, solo hay mi butaca y yo. Por qué querrán hacerme daño, si soy muy callado y nunca me meto en líos. Nadie me envidia y no he intentado hacer daño a ninguno. Y mi butaca ya es vieja y no creo que me levanten a mí a la fuerza para llevarse a mi butaca vieja que sólo me sirve para sentarme un rato y pensar, como estoy haciendo ahora. También puede que sea un simple e inofensivo niño que se aburre y no tiene nada más qué hacer que molestarme tocando mi puerta, o puede que no lo haga con mala intención y juegue con una pelota contra la pared de mi casa, sin la intención de asustarme. Pero un animal también puede ser. Un perro que se haya acercado a mi casa por recoger una pelota, o para hacer pis. O un pájaro que puede que estuviera volando y chocara contra la puerta de mi casa. O puede que una persona venga a visitarme o a preguntarme algo y no sabe que tengo un timbre y por eso llama a la puerta. No, no creo que sea eso.
Abrí los ojos y volví a la realidad. Me liberé del pensamiento y me concentré en la realidad, para averiguar qué estaba pasando. De repente volví a sentir un ruido, como unos pasos, pero esta vez no provenía de la calle o de la puerta de mi casa, sino que provenía de dentro de mi casa, del pasillo. Me incorporé en la butaca, me relajé y me puse pensativo.
Todo esto descartaba todas las opciones anteriores que se realizaran en la calle. El accidente de tráfico, los animales, los niños, el incendio, etc., pero daba lugar a otras opciones. No descartaba que hubiera un ladrón. Pero supongo que si fuera un ladrón no haría tanto ruido al caminar, ya que cualquier persona lo podría oír y llamar a la policía. Bueno, puede que no tenga cuidado porque piensa que no hay nadie en casa, como yo no hago nada más que pensar y la casa parece un cementerio… . Pero creo que los vecinos lo habrán visto si ha entrado en casa y me llamarán para avisarme o llamarán a la policía. Pero puede que me tengan envidia o que no les caiga bien y me quieran hacer fuera del barrio. Pero creo que no es eso. Como he pensado antes, yo soy muy tranquilo y la gente está contenta conmigo. Puede que no sea una persona. Puede que sea un objeto, por ejemplo una pelota de bolos o de fútbol, o de tenis o cualquier cosa redonda o que se desplace dando botes o haciendo ruidos parecidos a los de unos pasos de persona. También puede que sea mi mujer o un amigo. Bueno, un amigo no creo que sea, porque no entraría sin llamar al timbre. Además, de amigos, muchos no tengo. Pero la opción de que sea mi mujer es bastante razonable. Normalmente regresa más tarde del trabajo, bastante más tarde, pero hoy puede que sea un extra. Pero si fuera ella habría venido a saludarme y haría hablado, y por ahora eso no ha sucedido. Puede que me quiera dar una sorpresa, pero mi aniversario es dentro de una semana y no creo que se adelante con el regalo. ¿Y si es un perro? No, no lo creo, porque si puede entrar un perro, antes entraría una persona. Es que no hay más opciones. Puede que haya caído algo de la estantería del pasillo, pero, ¿Cómo? Es imposible averiguarlo, lo mejor, creo que será que vaya a averiguar qué está pasando. Pero es que se está muy bien en este sillón. Bueno, no puedo contenerme más. Abro los ojos, porque quién sabe qué está pasando, puede que sea algo bastante grave, así que no debería esperar más.
Volví a abrir los ojos, pero no vi a nadie. No miré atrás porque el miedo me controlaba. Noté una presencia a mi espada, como un aire frío. Experimenté un escalofrío. No sabía qué hacer, así que lo medité.
No creo haber dejado la ventana abierta, pero ¿Y si lo he hecho? Espero que sea eso. Este aire parece viento, un viento frío. No parece la presencia de una persona. Pero si he dejado la ventana abierta puede que alguien haya entrado para robarme. Reflexioné. No puede ser, vivo en un quinto piso. ¿He dejado el ventilador encendido? Puede que sea eso ese aire, pero puede que esté relacionado con los otros ruidos. Espera. No oigo ningún ruido, así que el ventilador, no es, porque siempre hace un ruido muy fuerte cuando está encendido. No sé que es. Puede que sea alguien. Una persona conocida, como un familiar que quiere asustarme o un desconocido que quiere matarme o robarme. Pero ¿Qué hará para robarme?, si yo estoy aquí, delante de sus narices. ¿No le entrará miedo? Bueno, puede que vaya armado y quiera hacerme daño. Pero si es un familiar no es para tanto. Pero ¿Qué tipo de familiar haría eso? Mis padres viven en California, lejos de aquí y mi mujer las bromas y los sustos no es que le encanten. También puede que sea un animal. Un perro por ejemplo. El de la vecina. Que haya saltado desde su balcón hasta el mío y haya venido a verme. Es un perro pequeño, muy pequeño y cariñoso. No es agresivo y se vive muy bien con él, porque te hace compañía. Ya me gustaría a mí tener uno. Pero a mi mujer no le gustan y yo como que no soy el que manda, pues sigo sus órdenes. Pero también puede que sea otro animal. Un gato, un loro, o un pájaro. Pero al loro, seguro que lo habría oído hablar. Al gato, maullar y al pájaro, cantar. Pero ¿Y si es un perro muy feroz y agresivo? Podría hacerme mucho daño. Podría matarme, hacerme añicos. Pero creo que habría ladrado. Pero puede que le hayan enseñado a no ladrar. Puede que se acerque a mí, luego empiece a lamerme la pierna, luego abrirá la boca y me comerá o me hará heridas graves, muy graves. ¿Qué hago? Puede que sea algo aún más peligroso. Puede que me mate directamente. Debería abrir los ojos y desconectar del pensamiento. Si lo hago, puede que me salve de una buena. O que solo hayan sido imaginaciones mías, por el miedo entre otras cosas y haya dejado de relajarme por una chorrada. Pero ¿Por qué digo relajar? Si lo único que hago es espantarme cada vez más. Abro los ojos.
Cuando la imagen se volvió nítida, empecé a ver lo que estaba en frente de mí. Había un hombre vestido de negro, con unas gafas de sol y una gran sonrisa en la cara. Yo le sonreí, pero no lo conocía de nada. Puede que fuera un amigo de mi mujer. De repente, la expresión de su cara desapareció. Se alejó de mí y con una mirada asesina sacó una pistola de su chaqueta y me apuntó a la cara. Me asusté mucho. Me relajé e intenté tranquilizarme. Cerré los ojos y pensé.
Puede que todo sea una farsa, una broma de alguien conocido. No pasa nada. También puede que esté soñando. No, no lo creo, porque ahora me despertaría. En los sueños, antes de que te pase algo malo te despiertas, para impedir que tu mente sufra. Entonces, ¿De verdad ese hombre me quiere matar? No me lo creo. ¿Es por mi dinero? ¿Por mi casa? No tengo nada de valor, y quitar una vida por diversión pasa en muy pocos casos. En casos excepcionales. Pero puede que no me quiera matar. ¿Y si es para un programa de televisión, para ver como reacciono ante una amenaza como esa? Tendré que averiguarlo, porque quedándome en el pensamiento, con los ojos cerrados y sin hacer nada, no conseguiré saberlo. Lo mejor es volver a la realidad y averiguar de una vez por todas qué es lo que está pasando en mi casa.
Cuando quise abrir los ojos, desconectar del pensamiento, volver a la realidad, con una intriga enorme, no pude. No era capaz de abrir los ojos. No podía controlar mi cuerpo. ¿Qué se había hecho de mí? ¿Que había hecho aquel hombre de negro? Intentaba hacer reaccionar mi cuerpo, para encontrar la respuesta a todas esas preguntas. Luego, cansado y abatido me pregunté:
¿Ya estoy muerto?

Joan Rosselló Bover

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